Robando NFT: otro activo virtual en la mirilla de la ciberdelincuencia

Robando NFT: otro activo virtual en la mirilla de la ciberdelincuencia que debemos proteger para evitar perderlo.

La tecnología ha avanzado tanto que podemos tener posesiones virtuales de gran valor. Lo primero que se nos viene a la mente son las famosas criptomonedas, cuyo auge en los últimos años es evidente. ¿Sabéis que ha tenido también un gran auge? La ciberdelincuencia. Y los grandes robos de criptomonedas a las empresas que las almacenan. 2021 ha sido un año aciago para la criptomoneda, alcanzado cifras de robos exorbitadas. El informe anual de SlowMist reveló que el robo de criptomonedas ascendió hasta los 9.800 millones de dólares. La cantidad es descomunal, y también una muestra de que la ciberdelincuencia mete la mano donde se le antoja. Uno de los principales problemas de las criptomonedas es que, una vez robadas, son casi imposibles de rastrear. Adiós a la inversión realizada en un equipo de minado y las horas dedicadas. Robando NFT: otro activo virtual en la mirilla de la ciberdelincuencia.

Robando NFT: otro activo virtual en la mirilla de la ciberdelincuencia

Esto se traduce en pérdidas para sus propietarios, y la empresa de almacenaje que tenga que suplantarlas. Pero las criptomonedas no son los únicos activos virtuales que existen. Desde hace un tiempo se viene hablando de los Non Fungible Tokens (NFT entre amigos). Ahora bien, ¿Qué diantres es un NFT? Para entendernos sin que nos explote la cabeza: «son certificados digitales que garantizan la propiedad sobre gráficos, vídeos, textos o cualquier otro objeto digital«. O más fácil: alguien ha hecho un cuadro en digital y lo vende en las redes. Nosotros, que nos sobra el dinero y nos falta espacio en casa para comprar un cuadro de verdad, lo hemos adquirido. Ese cuadro digital pasa a nuestra propiedad con su certificado. Ese cuadro, con el tiempo, se puede revalorizar y alcanzar una cifra de venta escandalosa. Al ser nuestro podemos hacer con él lo que queramos; venderlo, intercambiarlo, cederlo, etc.

¿Estos activos digitales son de valor para los ciberdelincuentes?

La pregunta es igual a cuestionar si a un león le gusta la carne, a un gato el pescado o a un pájaro el alpiste. Pero como siempre, tiene que existir algún matiz. Todo aquello que sea una posesión es de gran valor para el ciberdelincuente. Podemos aducir motivos sentimentales, por su alto valor monetario o porque guardamos datos de valor. ¿Un NFT es de gran valor para el ciberdelincuente entonces? Sí, todo dependiendo de lo que consideremos como «gran valor». Quizás hemos comprado un activo digital que no vale, y no valdrá nada en el futuro, pero le guardamos cariño por, por ejemplo, ser el primero en comprar. La nostalgia es una poderosa herramienta a usar contra nosotros, y el ciberdelincuente no dudará en hacerlo. ¿Cuánto podríamos llegar a desembolsar para recuperar algo que nos cause nostalgia? Así que sí, un NFT, sea una nimiedad o no, tiene valor.

A fin de cuentas, sigue siendo igual que una joya u otra clase de posesión física. La única diferencia es que no podemos tocarla… Los NFT pueden ser cualquier cosa: una imagen, un vídeo, un archivo, el ya citado cuadro o incluso un tuit. Sí, un tuit. Como bien recordaréis, Jack Dorsey (fundador de Twitter) vendió como NFT el primer tuit de la plataforma por casi 3 millones de dólares; fue de su autoría y ahora vale dinero. No vamos a entrar a valorar lo que nos parece, pues no es el momento. Lo que sí vamos a valorar es que ese comprador tiene ahora un problema: es propietario de algo cuyo valor se acerca a los 3 millones de dólares. Es fácilmente entendible que este señor/señora tiene capacidad monetaria de sobra. Seguro que hay unos cuantos ciberdelincuentes frotándose las manos… Ejemplos como este los hay a raudales.

¿Cómo protegemos algo que no podemos tocar?

Con los ciberdelincuentes revoloteando sobre los NFT como aves de presa, seguro que muchos se estarán preguntando cómo protegerlos. Si algo está demostrando la época que vivimos es que, por desgracia, no hay nada a salvo de este colectivo. Por muchas medidas que tomemos, por muchas barreras que levantemos o pongamos al perro a custodiar el PC siempre se encuentra un resquicio por el que entrar. Al contrario que una casa, donde podemos instalar alarmas y otros sistemas (lo cual no evita sustos), nuestro PC es más vulnerable. Los NFT están registrados como «Blockchain», lo cual permite la transferencia de datos digitales de forma codificada y descentralizada. En teoría, es una medida de seguridad muy elevada… Por desgracia, antes de que acabara el año fuimos testigos del descubrimiento de un malware capaz de robar NFT’s. Tantos obstáculos para nada. Nos han robado nuestro preciado NFT, y además perdemos la inversión.

Robando NFT: otro activo virtual en la mirilla de la ciberdelincuencia

Antes de contestar a la pregunta del titular, debemos tener en cuenta si existe un marco regulador de los NFT. Actualmente, el país que más avanzando en la regulación de los NFT es Japón. En España se ha avanzado en los temas fiscales. Si tratamos el aspecto penal no existe norma específica. En caso de robo habrá problemas de prueba y de competencia territorial, especialmente si el robo se produce desde un PC afincado en Rusia). Actualmente en España, ante un hackeo de una cuenta digital, podemos recurrir al artículo 197 del Código Penal (el delito de descubrimiento y revelación de secretos), o al artículo 234 del mismo Código (robo con ánimo de lucro de cosas muebles ajenas). Por desgracia, aquí nos encontramos con otro problema: la naturaleza digital del NFT y el hecho de haber sido robado utilizando medios electrónicos. Una casuística todavía no vista en los tribunales españoles.

NFT: ¿Futuro o dolor de cabeza?

Cierto no hay nada en esta vida, salvo el inexorable paso del tiempo. Qué impacto tendrá el NFT en nuestra forma de amasar bienes es algo que desconocemos, aunque viendo ciertos casos podemos forjar una primera idea. Positiva o no dependerá del punto del vista… Nos encontramos ante algo que no podemos tocar, y a pesar de ello cuenta con una volatilidad enorme. La evolución, como el tiempo, es algo que no se puede detener, especialmente en una era tecnológica donde cada nuevo invento es recibido con un enorme «OOOOHHHH«. Seamos sinceros, al final acabamos sorprendidos. El problema es cuando esa sorpresa se convierte en una obsesión, y no hacemos más que amasar, amasar y amasar. Los NFT, como las criptomonedas en su momento, son la gran novedad. La cuestión es si lo seguirán siendo -y para bien- en el futuro, o acabarán convirtiéndose en un dolor de cabeza.

CARLOS SÁNCHEZ - XATAKA