Centros de control: así se diseña el cerebro en remoto de las organizaciones
Un centro de control tiene que estar preparado para ofrecer soluciones ante cualquier eventualidad. Los centros de control vienen a ser el cerebro de una empresa, una entidad o un organismo. En ellos se gestiona no solo la rutina del día a día, sino las emergencias que puedan surgir en puntos remotos, que son las extremidades del sistema. Para que la toma de decisiones sea un proceso perfecto y la orden que llegue a la extremidad resulte en una solución satisfactoria, es imprescindible disponer de un centro de control que incorpore la mejor tecnología, un espacio funcional y un entorno seguro para quienes trabajan en él. Estos son los aspectos que pueden suponer una mejora en el centro de control de una empresa.
¿Cómo se consigue esto? Identificando las necesidades de cada centro de control, en lugar de ceñirnos a una plantilla. No puede ser igual el centro de control de una empresa de seguridad que a un organismo dedicado a la gestión de alertas por fenómenos meteorológicos o al centro de control que monitoriza el tráfico en una ciudad o en todo el país. Este es un grave error. Cada entidad que opera con un centro de control tiene requerimientos diferentes. Las imágenes de los centros de control que vemos en las películas, como los de una misión espacial, no son casuales: todo el entorno está pensado al detalle para garantizar que las decisiones se toman de forma rápida y eficiente.
Por eso, lo primero que debe hacer una empresa que se dedique al diseño e instalación de centros o salas de control es escuchar al cliente, comprender su trabajo, sus necesidades y las necesidades que satisface. Y a partir de ahí, ofrecer diseños y consolas personalizados, que respondan en concreto a las características de la tarea o función que realiza el cliente. Desde el mobiliario técnico a las sillas ergonómicas, pasando por los equipos audiovisuales, el diseño del interior, el suelo técnico, los paneles acústicos o la iluminación del entorno: todos estos detalles cuentan y deben ser tratados de manera individualizada.
Cómo mejorar un centro de control
Ofrecer un producto estándar es uno de los errores que se cometen con más frecuencia a la hora de diseñar y habilitar centros de control. En este artículo sobre errores a evitar se mencionan algunos otros, y esto nos puede dar una pista para saber qué podemos hacer para actualizar y mejorar un centro de control. Por ejemplo:
- Entender que un centro de control no es una oficina: a veces, se intenta equipar un centro de control con mobiliario convencional. Esto puede tener graves consecuencias sobre el desempeño de los operadores, que deben tener siempre a su disposición una sala de trabajo adecuada su desempeño. Es decir, el mobiliario, los materiales, la iluminación o la distribución del espacio deben ser acordes a los requerimientos de cada centro.
- Prestar mucha atención a la ergonomía: el confort del trabajador es clave para su desempeño. Pero no solo eso: existe una normativa técnica, la norma ISO 11064, destinada a garantizar el cumplimiento de los principios básicos de diseño y ergonomía dentro de los centros de control. Cumplirla es el primer paso para mejorar un centro de control.
- En estos espacios debe pensarse en detalles que en otros entornos pasan más desapercibidos: por ejemplo, la distancia del operador al monitor debe ser óptima para garantizar su propia salud y un desempeño correcto. A su vez, eso condiciona toda la distribución de los módulos. En cuanto a las sillas, no solo deben ser ergonómicas, sino que han de garantizar una durabilidad en trabajos que se desempeñan 24 horas al día durante siete días a la semana.
- Hacer una adecuada planificación económica: para mejorar un centro de control y adaptarlo verdaderamente a sus requerimientos es necesario realizar un plan de inversiones. Hay que tener en cuenta que adaptar un centro de control puede conllevar reformas del inmueble, la instalación de nuevo mobiliario o de nuevos sistemas audiovisuales.
Se trata de una inversión importante. Por eso, antes de afrontar esta inversión, conviene realizar un análisis del coste y de retorno de la inversión, que puede ayudar a diseñar un plan de ejecución de la reforma por etapas.
Debemos tener en cuenta que se trata de una inversión a largo plazo: mejorar y adaptar un centro de control es una inversión que puede ser alta, pero con un amplio plazo de amortización. Por eso, conviene evitar soluciones incompletas solo por el hecho de que aparentemente sean más baratas. Al final, instalar monitores no profesionales, sillas de escasa ergonomía o materiales de baja calidad en un entorno de trabajo continuado va a generar problemas graves, como agotamiento del personal, bajas laborales y, a corto plazo, la necesidad de sustituir nuevamente esos elementos. Al contrario, apostar por una inversión va a generar retornos a largo plazo en forma de mejor rendimiento.
- Confiar en profesionales del diseño y equipamiento de centros de gestión: hay muchos que pueden caer en el error de pensar que acondicionar un centro de control puede hacerlo cualquiera; que basta con realizar algunas reformas y comprar unas sillas ergonómicas para ello. Es un error, porque un centro de control es un lugar de trabajo con unas características muy especiales, en el que además se atienden necesidades que no pueden esperar y que, por tanto, requieren que todo esté dispuesto de forma óptima.
cybersecuritynews - Aina Pau Rodríguez